El boniato o batata, descúbrelo!!

Similares a las patatas, pero con un sabor dulce, los boniatos permiten hacer una gran variedad de platos, incluidos los postres.

El boniato, también conocido como batata, es un tubérculo que queda relegado bajo la gran presencia de la patata y su popularidad en la dieta española. Sin embargo, cuando tengamos deseos de variar, una alternativa saludable a la patata puede ser el boniato. El boniato es un tubérculo con mayor cantidad de hidratos, una cualidad que lo convierte en un alimento energético, apropiado para esta época del año; su contenido calórico es levemente superior al de la patata, pero tiene más fibra, más calcio, más potasio y vitamina C.

Incluso, a diferencia de la patata, el boniato posee gran cantidad de vitamina A y carotenos, lo cual lo convierte en un alimento con nutrientes antioxidantes protectores del organismo. La principal diferencia es su sabor dulce, una característica muy apreciada en la cocina, ya que permite elaborar distintos platos, incluidos postres y mermeladas. Para consumirlo, es preciso cocinarlo -crudo resulta indigesto- y elegirlo bien: conviene escoger aquellos de aspecto firme y conservarlos en un lugar seco, fresco y con buena ventilación para que duren más tiempo en buen estado.

-Al horno. Preparar los boniatos al horno es una de las maneras más fáciles de disfrutarlos. La menos laboriosa consiste en lavarlos bien, envolverlos en papel de aluminio e introducirlos en el horno para que se hagan tal cual, con el calor. Otra posibilidad es pelarlos y cortarlos (en dados o en rodajas) antes de colocarlos en una fuente. En esa misma fuente ponemos una pieza de carne para asar o un pollo. Regamos los boniatos con un chorrito de aceite de oliva y condimentamos con una pizca de sal y con las especias que más nos gusten (el orégano va muy bien). También podemos acompañar con otras hortalizas, como patatas y zanahorias.
A continuación se reseñan cuatro maneras de cocinar boniatos

-En cremas. El boniato en crema funciona muy bien como entrante, pero también como postre otoñal. Una opción “salada” -o al menos agridulce- es la crema de boniato con frutos secos: se prepara con almendras y avellanas tostadas e incluye, además, caldo de verduras, leche de soja y uvas pasas. Para los postres, en cambio, podemos apostar por una crema dulce de boniato (deliciosa, aunque bastante más calórica y grasa, ya que lleva azúcar y nata) o por una crema helada de boniato a la canela, más refrescante que el postre anterior, menos calórico y azucarado.

-Cocido o hervido. Lo más fácil que se puede hacer con un boniato hervido es puré. Queda muy rico y vistoso, su sabor es muy suave y marida muy bien con las carnes.
También podemos preparar un pastel con carne picada, que habremos salteado antes en una sartén. Para hacerlo, disponemos una capa de puré en una fuente, añadimos encima la carne (condimentada al gusto) y cubrimos con otra capa de puré de boniato. Unos minutos en el horno y ¡listo! Por supuesto, hay vida más allá del puré. Una opción es hervir el boniato en rodajas (de un centímetro de grosor, más o menos), hasta conseguir que se ablanden. Usaremos estas láminas como en la lasaña, o en la moussaka, para hacer capas que intercalaremos, por ejemplo, con un salteado de setas y refrito con canela.

-Frito o salteado. Una ración de boniatos fritos bien puede sustituir a una de patatas. Se preparan de la misma manera y, si los usamos como guarnición (ya sea de un filete de ternera, pollo o pescado), aportarán al plato un interesante contrapunto de sabores. Lo mismo puede decirse del boniato salteado a la plancha; una preparación práctica y rápida, si lo cortamos en finísimas láminas. Si tenemos más tiempo o queremos preparar algo especial, podemos ir más allá en la elaboración. Con el boniato frito y un poco de cebolla, podemos hacer una deliciosa tortilla; por otra parte, con el boniato salteado, es posible preparar riquísimos rellenos.

Fuente: Eroski consumer